Conocido por sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, antioxidantes e hidratantes, lo convierte en un ingrediente esencial para el cuidado de la piel. Su acción calmante y reparadora lo hace ideal para tratar pieles secas, irritadas o dañadas, ayudando a reducir la descamación y restaurando la hidratación de la piel.
Además, mejora la flexibilidad de la piel y favorece el flujo sanguíneo, lo que contribuye a una piel más saludable y revitalizada. Su capacidad para aliviar el dolor y la pesadez en las piernas lo convierte en un excelente componente en productos destinados a la relajación y el bienestar. También actúa como un potente antioxidante, protegiendo la piel de los daños causados por los radicales libres y ayudando a prevenir los signos del envejecimiento prematuro.